Metáfora de la ola

Conciencia de Ola
Si uno se ubica a orillas del mar puede observar como cada ola comienza, es decir, como se diferencia del resto del mar al cual pertenece, como luego crece en tamaño y fuerza, de que modo alcanza su plenitud, y como, al acercarse a la orilla, estalla, se disuelve en espuma y vuelve a confundirse con el mar…mientras otra ola ya ha comenzado el mismo itinerario…. Y así una y otra vez…
Imaginemos ahora que esa ola tuviera autoconciencia y que dijera: “yo soy esta ola”.
Su nacimiento ha sido celebrado por su entorno y se relaciona con sus vecinas mas cercanas que han nacido en el mismo momento que ella, luego va observándose crecer y puede incluso compararse con otras olas de al lado y ver si es mas grande, si es mas chica y puede decir: “¡que ola fantástica que soy, que ola maravillosa…!”. O: “¡Que ola pequeña soy!¡Nadie me va a tener en cuenta…!”.
Cuando ve que una ola que tiene adelante ha terminado, se sobrecoge de intenso dolor y en su desgarro exclama: “¡Oh!, ¡se murió mi amiga…con la que recorrimos tanto…, y a la que nunca mas volveré a ver!”.
En el momento en el que a esta ola le llega su declinación, comienza a experimentar la angustia que le produce su propia muerte: “Yo soy ola, y si dejo de ser ola, dejo de ser…por lo tanto, quiero ser ola la mayor cantidad de tiempo posible…me reconozco en mi condición de ola y todo lo que amenace mi condición de ola es una amenaza fundamental para mi ser”.
Para una conciencia humana el recorrido de una ola transcurre en menos de un minuto, pero para esta hipotética conciencia es toda una vida, por lo tanto equivaldría a lo que vivimos en setenta u ochenta años.
Conciencia de Agua
Imaginemos ahora que esta conciencia de ola, después de haber experimentado la angustia de su muerte y la celebración de su nacimiento miles de millones de veces, experimentara una expansión de su conciencia que le permitiera un buen día decir: “¡Caramba! En realidad lo que yo soy es agua. Lo que constituye mi ser esencial es ser agua, y mi condición de ola es una forma temporaria que mi ser agua tiene de manifestarse… Por lo tanto cuando yo termine como ola, lo que termina no es mi ser esencial, sino una forma…”
Cuando esa conciencia registra su condición de agua se ha conectado con un rasgo de su ser que esta mas allá de su nacimiento y muerte como ola. “Ha tomado contacto con el Espíritu en ella”.
Imaginemos ahora como viviría su existencia de ola una vez que desarrollo conciencia de agua: Podría vivir cada momento de su devenir ola sin angustia pues sabría que su ser esencial no esta comprometido en esas vicisitudes. Cuando viera cesar a una vecina estrellándose “prematuramente” contra unas rocas antes de llegar a la orilla, o cuando ella misma experimentara su propia muerte, podría acompañar con más serenidad tales sucesos sabiendo que lo que cesa es solo una forma temporaria.
Extraído de” La Sabiduría de las Emociones 2 “, de Norberto Levy