EL DUELO EN EL ENTORNO ESCOLAR.
Por Clr. Mabel Weiskoff
Artículo para la Revista SerEs. Edición Nº 9 – 2024
La muerte, aunque inevitable, sigue siendo un tema que muchos adultos prefieren evitar abordar, especialmente cuando se trata de niños y adolescentes. Sin embargo, abordar este tema en el ámbito escolar es crucial para promover la salud y el desarrollo personal de los niños, niñas y adolescentes. La escuela cumple una función clave para favorecer el desarrollo de las habilidades, fortalezas y aptitudes indispensables para que los niños y jóvenes puedan afrontar positivamente las transiciones de la vida y ofrecer apoyo al estudiante en duelo, a sus compañeros y las familias. La escuela es un espacio de vida y pareciera que la muerte no está incluida en ella, sin embargo, enseñar sobre la muerte y el duelo en la escuela no solo ayuda a los estudiantes y adultos a procesar el duelo, sino que también prepara a todos para manejar mejor las situaciones difíciles que la vida inevitablemente presenta y ayuda al cambio de paradigma para construir una cultura de duelo.
La Importancia de la Educación en Duelo
La escuela, es un escenario en el que ocurren una enorme cantidad de situaciones, algunas de ellas de carácter extraordinario y otras que forman parte de lo cotidiano. La muerte de un niño, joven o adolescente que transita la escuela es una de ellas y se configura como una de las escenas más dolorosas y temidas por los docentes, asimismo puede suceder que la muerte sea de un docente, o un familiar de algún alumno y los equipos directivos, docentes y de orientación escolar se encuentran ante el desafío de cómo abordar la situación con los alumnos, ¿qué hacer?, ¿qué decir?, ¿hablar o no hablar del tema?, ¿qué es normal y qué puede señalar alguna dificultad en la manera de vivir el duelo en los niños y adolescentes? ¿Cómo ofrecer apoyo a las familias? Estas dudas se agravan cuando la muerte sucede de forma traumática o violenta, un suicidio, un homicidio. La muerte toma por sorpresa y nadie sabe cómo manejar el tema con el riesgo de que los niños y jóvenes queden desamparados y sin el apoyo efectivo para transitar el proceso de duelo.
Al abordar el tema del duelo, las escuelas pueden contribuir significativamente a la salud emocional y mental de los estudiantes. Una cultura escolar que reconoce y valida el duelo:
Promueve el bienestar emocional: Los estudiantes se sienten comprendidos y apoyados, lo que puede reducir el estrés y la ansiedad asociados con el duelo.
Fomenta la resiliencia: Los estudiantes aprenden habilidades para afrontar y adaptarse a las pérdidas, lo que fortalece su capacidad para manejar futuras dificultades, crisis y duelos.
Construye una comunidad solidaria: Al entender y apoyar el duelo se desarrolla empatía y habilidades sociales que benefician a toda la comunidad escolar.
El duelo
Es importante mencionar que el duelo no se limita a la pérdida de seres queridos; también puede manifestarse ante cambios significativos, como la separación de los padres, de amigos, muerte de mascotas, el cambio de escuela o incluso la pérdida de un hogar. Los niños y adolescentes a menudo enfrentan estas situaciones con menos recursos emocionales y cognitivos que los adultos, lo que puede llevar a sentimientos difíciles, confusión y ansiedad.
El duelo es un dolor total que afecta significativamente tanto a niños como a adultos y puede desencadenar problemas de salud mental como depresión, aislamiento y problemas de conducta. Los niños necesitan de la asistencia de los adultos para poder elaborar el dolor sanamente, además de la ayuda para poder entender qué es la muerte si aún no ha alcanzado la comprensión del concepto.
A continuación, se describen algunos puntos clave que los adultos deben saber:
Los niños y la comprensión de la muerte
La comprensión de la muerte en los niños se desarrolla gradualmente a medida que crecen. Inicialmente, los niños de 0 a 2 años no entienden la muerte, percibiéndola como una ausencia de una figura de referencia, lo que puede generar ansiedad y desamparo. Entre los 3 y 6 años, los niños suelen creer que la muerte es temporal y reversible, interpretando las explicaciones de manera literal y mostrando curiosidad, culpa y miedo. De los 6 a 10 años, comienzan a comprender que la muerte es definitiva e irreversible, pudiendo desarrollar sentimientos de culpa y preocupación. Finalmente, entre los 10 y 13 años, los niños entienden la muerte en su totalidad, incluyendo su propia mortalidad, y pueden mostrar interés en temas como el más allá y los ritos funerarios. Es esencial proporcionarles información clara y apoyo emocional en cada etapa para ayudarles a procesar estas ideas y sentimientos.
La validación y expresión de las emociones
Los niños que atraviesan el duelo pueden experimentar una variedad de emociones, entre ellas tristeza, ansiedad, mal humor, confusión, temor, enojo, soledad, miedo, vulnerabilidad, culpa y aislamiento. Estas respuestas son normales y reflejan la complejidad de su proceso de adaptación a la pérdida.
Validar y ayudar a los niños a expresar sus emociones durante el duelo es crucial para su bienestar emocional y desarrollo saludable. Al reconocer y aceptar sus sentimientos, les enseñamos que es normal y está bien sentir tristeza, enojo, o miedo. Esto no solo les brinda consuelo, sino que también fortalece su resiliencia emocional. Facilitar la expresión a través de actividades creativas y físicas, como el dibujo, el juego o el deporte, permite que canalicen sus emociones de manera constructiva y encuentren formas saludables de afrontarlas. Al acompañarlos con empatía y comprensión, ayudamos a los niños a procesar su pérdida y a construir una base sólida para su futuro emocional.
Crear un entorno de seguridad, escucha y de confianza.
Para que los niños se sientan cómodos compartiendo sus sentimientos, es esencial crear una atmósfera de confianza. Una forma efectiva de lograr esto es organizando encuentros en círculo, lo que facilita la circulación de la palabra de una forma más íntima y directa. Es importante prestar atención a la comunicación verbal y no verbal, y animar a los estudiantes a mirarse a los ojos al hablar y escuchar. Reconocer la pérdida y la tristeza como una parte normal de la vida y reafirmar que las lágrimas son una respuesta natural puede ayudar a normalizar el duelo y reducir la incomodidad o el sentimiento de inadecuación ante la experiencia.
La importancia del trabajo personal de los adultos.
La escuela debe ser un espacio de contención donde los estudiantes puedan compartir sus vidas y sus emociones. Los maestros deben sentirse cómodos hablando sobre la muerte y escuchar más que hablar, asegurándose de atender a las preguntas que los estudiantes puedan tener sobre el tema de la muerte. Esto crea una relación basada en la confianza y el respeto mutuo.
Uno de los mayores desafíos es cómo los adultos se han relacionado con la muerte, cómo han vivido sus duelos, si el tema es un tabú y no hay reconocimiento de estas experiencias naturales de la vida, difícilmente puedan ofrecer una presencia disponible para escuchar y acompañar. Es fundamental el trabajo personal de los adultos y que la escuela propicie espacios para compartir, reflexionar y trabajar sobre los mitos en torno a la muerte y el duelo, romper el círculo de silencio que niega estas realidades, poner en palabras las situaciones dolorosas y acompañar a los docentes que resulten más afectados.
Para concluir quisiera resumir y aportar algunas acciones concretas para abordar el duelo e integrar el tema en el currículo escolar:
Educación Emocional: Incluir módulos sobre inteligencia emocional que aborden el manejo de emociones difíciles, como la tristeza y la rabia, y cómo estas emociones se relacionan con el duelo.
Talleres y Charlas: Invitar a expertos en tanatología y salud mental para que hablen con los alumnos, las familias y el personal sobre el duelo y las formas de afrontarlo. Esto puede incluir estrategias para apoyar a amigos o compañeros que estén en duelo.
Espacios Seguros: Crear espacios de diálogo donde los estudiantes puedan expresar sus sentimientos sin juicio, ya sea a través de grupos de apoyo o contención individual.
Formación para el Personal: Capacitar a maestros y personal escolar para reconocer los signos de duelo y ofrecer el apoyo adecuado. Es crucial que los educadores estén equipados para manejar estas situaciones con sensibilidad y comprensión.
Recursos de Apoyo: Proporcionar acceso a materiales educativos, libros y otros recursos o que aborden el duelo de manera adecuada para la edad de los estudiantes.
Actividades Curriculares: Incluir lecciones sobre la muerte y el duelo en el currículo, utilizando libros, proyectos y discusiones para normalizar el tema y fomentar la empatía.
Colaboración con Padres y Comunidad: Propiciar espacios de diálogo permanente con las familias. Involucrar a los padres y la comunidad en el apoyo a los niños en duelo, ofreciendo talleres y recursos para ayudar a las familias.
Eventos Conmemorativos: Organizar ceremonias o eventos conmemorativos para honrar a los seres queridos fallecidos, permitiendo a los estudiantes compartir y recordar de manera colectiva.
La escuela tiene que elaborar, previamente a que sucedan hechos de muerte, un plan de abordaje para situaciones de alta complejidad.
Integrar la orientación en duelo en las escuelas no es solo una necesidad educativa, sino un imperativo para el bienestar emocional de los estudiantes. Al promover una cultura de duelo abierta y comprensiva, las escuelas pueden ayudar a los estudiantes a aceptar sus emociones y construir una base sólida para su desarrollo futuro.