El Duelo en las Fiestas: Liberarnos de Condicionamientos para Sanar.

La Navidad y el Año Nuevo son fechas que evocan recuerdos, tradiciones y emociones profundas. Para quienes atraviesan un duelo, estas celebraciones pueden transformarse en un verdadero desafío emocional. En los días previos, escuchamos a menudo frases como: “Tendría que sentirme bien, debería estar feliz, pero no tengo ánimo para celebrar nada…” o “Si fuera por mí, lo pasaría como un día más.” Estas palabras reflejan el peso de los condicionamientos culturales y sociales que, lejos de ayudar, complican y dificultan el proceso natural del duelo.

La Diversidad de Reacciones Ante las Fiestas

Cada persona vive estas fechas de manera única, dependiendo de sus recursos emocionales, valores y necesidades en ese momento del duelo. Algunos encuentran en las celebraciones una oportunidad para resignificar el dolor y conectar con el amor y la esperanza.

Por ejemplo:

  • Una madre en duelo expresa: “Voy a armar todo como le gustaba a mi hija, en su memoria. Es como ella hubiera querido que lo pasemos; en su honor, vamos a celebrar la Navidad.”
  • Otra madre decide: “Este año no haremos nada especial, solo cenaremos en casa. Quizás el próximo año sea diferente.”
  • Una abuela comparte su ambivalencia: “La verdad es que quisiera que no existieran estas fechas, pero a los nietos les da mucha ilusión. Celebraré con ellos y por ellos.”
  • Otra madre con más tiempo de duelo expresa: “Es muy duro, pero hay que pasarlo. Después se siente alivio.”

Estas voces muestran la pluralidad de formas de transitar el duelo en las fiestas. Ninguna es mejor ni peor que otra; todas son válidas y dignas de respeto.

Un Tsunami de Emociones

Durante estas fechas, es común sentir una variedad de emociones: ansiedad, incertidumbre, miedo, tristeza, desánimo, culpa, enojo y, a veces, una mezcla de todas ellas. Este torbellino puede generar un conflicto interno entre lo que sentimos, pensamos y hacemos. Nos encontramos atrapados entre nuestro mundo interno y las expectativas externas que nos dictan cómo deberíamos comportarnos.

El Peso de los Condicionamientos

Las creencias y los condicionamientos culturales, sociales y familiares suelen imponer normas sobre qué es “apropiado” o “deseable” sentir y hacer en estas fechas. Bajo esta presión, muchas personas terminan reprimiendo su dolor, fingiendo una felicidad que no sienten o ajustándose a lo que se considera “correcto”. Este esfuerzo por “vestir de etiqueta” al duelo puede encorsetar las emociones, dificultar la autorregulación y complicar el proceso de sanación.

Hacia una Cultura de Libertad y Respeto

Si queremos transformar esta realidad y promover una cultura de duelo saludable, es esencial liberar a las personas de estas imposiciones. Necesitamos crear espacios seguros donde cada uno pueda ser auténtico con su dolor, sin temor a ser juzgado. La clave está en regalar presencia y respeto por la experiencia única de cada individuo. Esto implica:

  • Validar las emociones: Reconocer y aceptar lo que la persona siente, sin intentar cambiarlo o “arreglarlo”.
  • Respetar los tiempos internos: Permitir que cada uno avance a su propio ritmo, según su sabiduría interior.
  • Ofrecer apoyo genuino: Estar presentes de manera amorosa, escuchando sin juzgar ni presionar.

El Poder de Liberar

Liberar es permitir que el duelo sea duelo, que se viva de manera auténtica, respetando las necesidades y los tiempos de cada persona. Es regalar un espacio donde se pueda llorar, recordar, reflexionar y también, cuando llegue el momento, encontrar pequeños destellos de esperanza.

En estas fiestas, hagamos el esfuerzo consciente de ser más compasivos y menos críticos. Dejemos de lado los “deberías” y abracemos la autenticidad del duelo. Solo así podremos contribuir a una transformación cultural que favorezca la sanación y el bienestar emocional de las personas en duelo.

Por Mabel Weiskoff. Fundadora y directora del Centro Dolus. Counselor en Desarrollo humano y Tanatología.

 

4 thoughts on “El Duelo en las Fiestas: Liberarnos de Condicionamientos para Sanar.

  1. Viajé de donde vivo actualmente a Rosario, Santa Fe, para pasar las fiestas con mi mamá y mi suegra juntas. Las dos son viudas, mi mamá desde hace dos años.
    Me pareció buena idea estar el 31 con las dos juntas, con mis esposo, con dos de mis hijos y mis cuñados. Mi mamá me dijo que no, desde un principio. No me sentí mal, desde un primer momento sentí respeto por si decisión. Y pensé “si ella elige la quietud y la calma para celebrar a su modo, yo tengo que acompañarla y aceptarla”. Yo seguí con mis planes, y mi mamá también. Nos vimos.un día antes y celebramos juntas.
    Mi entendimiento me ayuda, y cuando no entiendo, simplemente trato de acompañar, sin tratar de cambiar a la otra persona. Gracias! Esto lo he aprendido a través de tus enseñanzas Mabel.

    1. Muchas gracias Estela por compartir tu experiencia de acompañar desde el amor, la comprensión y el respeto a tu madre y suegra en duelo. La maravilla es que cuando podemos escuchar desde el corazón las necesidades del otro sin intentar forzar ningún cambio ni apurar sus procesos, ofrecemos una presencia sanadora en esos momentos de dolor. Te mando un fuerte abrazo. Mabel Weiskoff

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